viernes, 23 de enero de 2009

Las Trampas de la Memoria

Arthur Rimbaud se pregunta: "¿ No tuve yo alguna vez una juventud amable, heroica, fabulosa, como para escribirla en hojas de oro?."

Y la respuesta que da Liliana Jones es afirmativa, ya que la vaga identidad de los seres en infatigable mutacion que flotan en sus pinturas, solo podria tener cabida en el repertorio iconografico de una lejana juventud de la humanidad, neblinosamente mitica.

En el procedimiento al que autora recurre para la ejecucion de sus obras es , al parecer sencillo: primero registra en la tela, a traves de una descarga emotivo-motriz, la inmediatez de un gesto, y luego en esos trazos fortuitos "des-cubre"- ¿ es que acaso antes estabna minuciosamente encubiertas ?- las imagenes que su fantasia le sugiere.

Claro que este juego inofensivo puede revelar, desde un paso de ballet en medio de una atmosfera volcanicamente incendiada, hasta un paisaje submarino de engañoza placidez, y dsde una arquitectura colosal que se enquisto en los repliegues de la memoria, hasta una pavorosa piedad en la que un ciclope de mirada impertubable, sostiene en su regazo el cadaver de una criatura decapitada.

Tambien es cierto que a la intranquilidad que estos espejos inconcientes provocan, la mitigan los afeites de la sabiduria pictorica: la riqueza cromatica con su profusion de sedantes azules, los acentos estrategicamente dispuestos, el sutil equilibrio compositivo, el terso acabado de las superficies...

Pero el enigma esta planteado, y enterminos cuasi borgianos: ¿ es la nube la que imita la forma del dragon, o es el dragon el que disfraza su barabaro furor, fingiendose nube?

En verdad no lo se. Pero si se que Liliana bien podria afirmar-tambien con Rimbaud-," he tratado de inventar nuevas flores, nuevos astros, nuevas carnes, nuevas lenguas...

Yo he creado todas las fiestas, todos los triunfos, todos los dramas".


RUBEN ECHAGUE